Breve reseña histórica

Nuestra congregaciòn “Hermanas Mantellate Siervas de Marìa de Pistoia” tuvo origen en el año 1.861 en Treppio; las fundadoras fueron dos Terciaras del OSM: Hermana Filomena Rossi y Hermana Giovanna Ferrari. Recibieron el hàbito del tercer orden del P. Giuseppe Ducci OSM en la basilica de la SS. Annunziata en Florencia. De las noticias que tenemos de las dos jòvenes terciarias Siervas de Marìa, sabemos que no vivìan en comunidad sino en la propia casa y que se reunìan solamente de vez en cuando.

Integradas en el movimiento de espiritualidad servita en Florencia, a un cierto punto de sus vidas se movieron para responder a una llamada de la poblaciòn de Treppio y del pàrroco del lugar don Evangelista Colti, “disponible allì para ofrecer la escuela a las niñas del pueblo y para curar los enfermos”.

De esta manera inician la vida en comunidad, con un “estilo propio”. Las fundadoras no han dejado escritos, pero la herencia que trasmitieron con sus vidas nos demuestra que dieron respuesta a la llamada del Espiritu Santo, a la solicitud de la Iglesia y a las exigencias de los tiempos.

La llamada del pàrroco y de toda la poblaciòn de Treppio se inserta en aquella necesidad educativa y de promociòn humana que en pleno 1.800 se hacìa estrada, particularmente en Toscana, donde las represiones de Pietro Leopoldo habìan impedido a la Iglesia el derecho de educar y dedicarse a obras que hacian crecer la poblaciòn en la dimension humana, cultural y social, particularmente respecto a la mujer.

Las dos terciarias, Filomena Rossi y Giovanna Ferrari empezaron su misiòn educativa el 6 de octubre de 1.861. A ellas se unieron otras jòvenes dando asì forma a la primera comunidad religiosa que vivìa profundamente la espiritualidad servita, respondiendo a la llamada del espiritu, a la solicitud de la Iglesia de Treppio, a las exigencias de los tiempos y del territorio.

Un documento de notable importancia para nuestra familia religiosa es la carta del obispo Enrico Bindi de Pistoia del 6 de diciembre de 1.868 ( o sea 7 años despuès del nacimiento de la Congregaciòn), que certifìca una explicita aprobaciòn de la comunidad de Treppio, un reconocimiento del servicio prestado por nuestras primeras Hermanas y una recomendaciòn a los obispos y a los pàrrocos de acogerlas y asistirlas con ayudas economicas. Sobretodo, la carta es una verdadera confirmaciòn del carisma de la fundaciòn “La educaciòn e instrucciòn de las niñas; la asistencia de los pobres y de los enfermos”.

Realizando el servicio de instrucciòn y educaciòn de las niñas y la asistencia a los enfermos, nuestra congregaciòn tuvo una notable y ràpida expansiòn, tanto que en el arco de pocos años, las hermanas fueron llamadas de otras diocesis.

El Instituto obtuvo el Pontificio Decreto de Lode y de aprobaciòn el 11 de febrero de 1.909.

Sor Agnese Andreani, tercera Superiora General, le dio un sucesivo impulso a la Congregaciòn, trabajando para redactar nuevas constituciones las cuales, obtuvieron la aprobaciòn definitiva en 1.920. Han guiado nuestra vida hasta el Concilio Vaticano II.

El perìodo sucesivo al Concilio ha sido caracterizado para profundizar en los valores de la vida religiosa. La revisiòn de las constituciones querida por la iglesia, inicia con el Capitulo Especial en 1.969 y concluye con la aprobaciòn de las mismas en 1.980, dio a la Congregaciòn un nuevo impulso vital mediante el descubrimiento biblico-teològico y mariano de la espiritualidad propia de nuestro Instituto a la luz del carisma original.

No ha faltado nunca el empeño en ofrecer un servicio de formaciòn y promociòn humana mediante la instrucciòn, el respeto del pluralismo, la bùsqueda de la justicia y la competencia profesional.

Desde el inicio, el Instituto se hizo cargo del sufrimiento humano prestando cuidado y atenciòn a los enfermos y a los ancianos en los hospitales, en la casa de reposo y en el servicio ambulatorio.

Estimulada por varias urgencias, siempre, pero en particular en este tiempo, se ha abierto a la necesidad del momento acudiendo los enfermos de SIDA (AIDS), a la recuperaciòn de los toxicodependientes y a la asistencia de los extranjeros.

Son las urgencias que en el arco de la historia la Congregaciòn ha tratado de acoger con coraje, pasiòn y apertura en las emergencias y en las calamidades como por ejemplo, en las dos grandes guerras mundiales que vieron a las monjas trabajando junto a los heridos.

La promociòn del Reino de Dios, misiòn especìfica de la Congregaciòn y el espiritu misionario , siempre vivo, en el corazòn del Instituto, nos ha visto presentes desde 1.922 en tierra africana, en Swaziland, y desde diciembre de 2.000 en Kisoga, en Uganda. Nos pone en actitud de acoger la invitaciòn de las iglesias jòvenes para responder e integrarse en nuevas realidades sociales y culturales. Con el mismo espiritu misionario y de apertura a las diversas exigencias culturales y pastorales, trabajamos en los Estados Unidos desde 1.913 y en España desde 1.955.

La caracterìstica fundamental de nuestro carisma es servir con humildad con y como Marìa, que se expresa en la solidariedad, en la condivisiòn y en la misericordia, vivido en una comunidad apostòlica. Comunione y servicio son dos aspectos de nuestro vivir juntos en una realidad indivisible que tiene como motivo primordial Jesucristo, como fin esencial, el servicio a los hermanos, como manifestaciòn el testimonio, como estilo la misericordia y la apertura al hombre como Marìa.

El espiritu del Orden de los Siervos de Marìa, a la cual fue agregada en 1.968 la comunidad de Treppio, agregaciòn que fue despues extendida a toda la Congregaciòn en 1.879, de la Virgen Marìa acogemos y queremos imitar la respuesta atenta y pronta de su sì al anuncio y la compasiòn de la Madre Dolorosa al piè de la cruz, para aliviar el peso de la humanidad que pide amor, justicia, paz y misericordia. Nuestro estilo apostòlico es aquel de Santa Marìa que, abierta y disponible a la fuerza fecundadora del Espiritu, acoge la Palabra de Dios, camina hacia Cristo y se empeña a comunicarlo a los hombres.

Filomena Rossi e Giovanna Ferrari son memoria viva para nosotros “Monjas Mantellate”. Dos mujeres humides y simples, escondidas y vigilantes como Marìa; totalmente dispuestas al Servicio de “los pobres”, a los cuales se donaban totalmente ellas, junto al pan material que conseguìan de las ayudas econòmicas, a la atenciòn de los sufrimientos y al compromiso de la promociòn humana, cultural y social de las jòvenes.

Filomena Rossi, modesta y reservada, Giovanna Ferrari, màs activa y llena de iniciativas, representan para nosotras, Siervas de Marìa de hoy, la sintesis de una vida apostòlica en la cual la contemplaciòn se vuelve mirada atenta y penetrante como aquella de Marìa a Canaàn; el servicio, un constante movimiento operativo hacia aquella pobreza multiple y profunda que vive hoy nuestra sociedad y que nos hace disponibles y diligentes como Marìa en la Visitaciòn.